domingo, 3 de abril de 2011

Hospital Dr. Mauricio Heyermann

Cuando se habla de  salud en la comuna de Angol, uno de los recuerdos que se vienen a la mente de los ciudadanos es la del “Hospital viejo” Dr. Mauricio Heyermann, ubicado en la zona centro de la ciudad.
El hospital fue construido en el año 1880 y en sus inicios funcionaba como hospedería en uno de los galpones donados por Don José Bunster. Alrededor de 30 años después de su construcción, se habilita el primer pabellón quirúrgico, para luego dar paso a una sala de maternidad que contaba con 10 camas.
Pero el hospital ya se hacía poco para los angolinos, por lo que en el año 1917 se implementó el primer pensionado, se instala la lavandería y se funda la sala de pediatría.
Finalmente, en la década del '60, y debido a la creciente población de Angol, es creado el nuevo hospital, dejando el antiguo en desuso.
Actualmente el “hospital viejo” es conocido por todas aquellas personas que viven en la ciudad de Angol, y es un lugar en el que se puede encontrar con frecuencia a vagabundos, drogadictos y distintos grupos de adolescente y/o adultos jóvenes, los que hacen de el un sitio de descanso y liberación. También hace pocos años atrás era utilizado como lugar de encuentro del grupo scout Eric Macho de Angol.
Viendo el hospital desde otro punto de vista, y considerando algunas historias que cuenta la gente que ha visitado el lugar, se podría decir que las almas de los pacientes que algunas vez estuvieron internados ahí, aún se encuentran rondando por los pasillos, como si los aproximadamente 50 años desde el abandono del recinto no hubieran pasado.
Se dice que la energía negativa que es percibida es producto de aquellos espíritus que aún no se han ido de nuestro mundo, que por alguna u otra razón tienen la necesidad de seguir aquí, entre nosotros. ¿Será que se encuentran en una especie de mundo paralelo al que nosotros conocemos? ¿O quizá son almas tan confundidas que aun no logran darse cuenta de que ya no tienen un cuerpo terrenal dónde hospedarse?
Existen muchas especulaciones sobre el destino del lugar que por cierto ya está declarado como patrimonio cultural, lo que no permite su demolición. Se decía que iba a ser convertido en un museo, también se hablaba de que sería el nuevo lugar de trabajo para quienes son parte del Servicio de Salud Araucanía Norte, etc. Pero hasta el minuto sigue ahí, abandonado.
 Pero ¿Sería conveniente convertir el hospital, con tanta historia misteriosa en sus pasillos, en el lugar de trabajo de cientos de personas? Quizá no han considerado lo potente de la energía paranormal que existe ahí, y no han tomado importancia al bienestar psicológico de quienes tendrían que pasar ahí la mayor parte del día, considerando también que hay personas que son mucho más sensibles que otras a este tipo de eventos.
Algo que debe ser mencionado también es que increíblemente el hospital ha “sobrevivido” por decirlo de alguna manera, a dos terremotos, el del 60 y el del pasado 27 de febrero del 2010. La pregunta aquí es ¿Cómo es posible, que un sitio tan antiguo, sea más resistente que un edificio construido hace un par de años, y que quedó totalmente destruido como lo es el edificio Alto Río en Concepción?  O el mismo hospital “nuevo”, ubicado al lado del viejo, que actualmente se encuentra inutilizable, lo que descarta la posibilidad de que sea el “suelo inestable” el culpable del derrumbe, como lo que muchos dicen. Inexplicable, por lo menos para un ciudadano común y corriente.
Preguntas, preguntas y más preguntas, pocas con respuestas, muchas que seguirán siendo preguntas quizás por cuanto tiempo, cosas que aún la mentalidad de los angolinos no logran explicar. Misterios que despiertan la curiosidad de aquellos que se atreven a ir al hospital en busca de una experiencia fuera de lo normal y que salen de ahí con un anécdota distinta para contar.
Simplemente más de un suceso desagradable aguarda en este lugar, un lugar plagado de historias y gente que no ya es gente, vidas que dejaron de vivir ¿Que misterio encierras, hospital viejo?



Daniela Pacheco León.

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