sábado, 2 de abril de 2011

Caminando por la Plaza de armas Anibal Pinto,Temuco


  Casi un cuarto de año lo paso en Temuco, ciudad donde viví muchos años y pase buenas experiencias. Un día al bajarme del bus y caminar unas cuantas cuadras dirigiéndome a tomar colectivo, me di cuenta que ese bello lugar, la plaza de armas, estaba totalmente cercado con altas y descuidadas tablas, ¿que abra pasado con el vendedor de helados, el de algodón de azúcar?, ¿el viejito de los caballitos de palo?, que esta desde tiempos inmemorables, el área era indivisible.

Averigüe y supe que iban a hacer un estacionamiento, tendí a pensar lo peor, sacarían todos esos milenarios arboles y destruirían una plaza tan hermosa, o más bien recuerdos tan hermosos de cuando era pequeño, el pasar por ese lugar a comprar un helado y sentarme en una fresca sombra para esconderme del sol y sentir la suave briza...

Pero al pasar unos meses descubrí que nada de eso había pasado, sino que se había vuelto un lugar mucho más bello. El ir y sentarse a ver e l llamativo monumento a la Araucanía  que tiene diferentes elementos de la cultura de la zona, entre ellos: una machi gran autoridad del pueblo mapuche, Caupolicán el toqui, Alonso de Ercilla escritor de La Araucana, un colono sembrando y un soldado de la Pacificación. El verde del pastizal, los grandes árboles
, las expresiones de la gente, el viejito ansioso por sacarles fotos a los niños que solo juegan con los caballos de madera que sin moverse, los llevan muy lejos. Al darme vuelta vi la atractiva exposición de arte, junto a la cascada, me parece una excelente idea, ya que funciona como vitrina para los artistas locales, nacionales e internacionales, y además  ayuda a que las personas se “culturicen”.

Ese día me fui muy feliz al ver que un lugar, tan épico de la ciudad, no haya sido destruido por la mano del hombre.





Martín Seguel S.

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