domingo, 3 de abril de 2011

COLEGIO SAN JOSÉ ANGOL


Son alrededor de las 8 a.m. del lunes, me bajo del auto un poco dormida y desanimada, con el único deseo de volver a mi cama, tomo mi mochila y me dirijo al establecimiento al cual he asistido durante los últimos nueve años.
Al entrar saludo como de costumbre a la Miss Carmen, que siempre nos recibe con una sonrisa cálida en su rostro. Caminando por el pasillo se pueden ver a los más pequeños entusiasmados de comenzar el día y reencontrarse afín con sus amigos, después del fin de semana, pero al avanzar un poco más se observa en los jóvenes una expresión tan animada como la de los niños.

Así todo un colegio comienza el día, con la acostumbrada oración de la mañana, seguida de las clases correspondientes al día, cada una con profesores muy únicos y distintos entre si, pero que todos los días se esmeran por que aprendamos más. Y entre estas, el tan esperado recreo, donde muchos conversan y ríen, otros terminan apurados la tarea de la siguiente hora, otros juegan con una improvisada pelota de papel mientras una profesora les llama la atención, sin faltar el que rompe un vidrio. Los profesores pasan tomándose su cafecito mientras tratan de mantener el orden  en los pasillos. 
                                      interior
Entro finalmente a la última hora de clases de la mañana, algo cansada y esperando ansiosa las 13:30, mirando la hora a cada minuto sin poder concentrarme en mi trabajo, para poder irme a mi casa, pero sabiendo que todavía me espera una última jornada en la tarde.

Y así ha funcionado el colegio, durante ya casi 30 años, desde su fundación en 1981, en un pequeño establecimiento, pero que desde entonces a progresado y crecido, viendo crecer a muchas generaciones de alumnos, muchos de ellos ya profesionales exitosos gracias a la educación otorgada por éste y que después de todos estos años en funcionamiento ha logrado ser reconocido en Angol y el país.
En mí quedaran cada uno de los momentos que he pasado aquí, al igual que a muchos , con mi curso y mis amigos, desde 1º básico, hasta los dos años que me quedan por estudiar en el colegio, que nos ha visto crecer y que sin dudas seguirá progresando y siendo reconocido, tanto en lo académico como en lo religioso.

                                 
                                      colegiogrande
                                      iglesiainterior

 

                                                                                                       Josefa Larral Poblete


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